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Duerme el alma en el ahora,
cansada
Son los cielos silenciosos los que arrullan
su canción,
ya no hay sueños que la engullan.
En la distancia late efímera y apagada,
a su tenebroso reflejo siempre atada
con inesperado escalofrío aúlla,
mientras el amorfo vacío la engulle
latiendo
tras la esperanza esposada.
El viento desde la distancia habla,
otros brazos deseosos la acompañan,
nuevo encuentro en la travesía entabla.
No hay miedo, si los espejos se empañan.
Sonríe desdeñosa,
triunfal diabla.
Cierre y fin del periplo,
ya no la engañan.
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Está tan enamorada
ahora no sabe nada
Roja y enamorada
como la luna atada
Nocturna y perfumada
desbordante y amada.
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A la sazón soy tarde de lluvia equivocada,
dejadme con este luto a mitad de la vida,
trémula
puedo avanzar incluso perdida.
A mediodía , sin saber si crecerá la semilla,
los rayos de tus brazos disiparán la niebla.
Del mismo modo
que se abre la mano para liberar el ala,
mi frasco de materia
en la pertinencia,
siempre ligada a tu costilla
se funde
en las mangas de un beso matinal.
Es tan difícil decir la verdad
como ocultarla,
qué importa que mi amor
nunca pueda abrazar
en la espesura de un segundo matinal
tu invisible y volátil cuerpo ardiendo.
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